Los sensores ultrasónicos son pequeños dispositivos que se utilizan para detectar la presencia de intrusos y otros objetos extraños. Estos se pueden colocar discretamente en patios y dentro de hogares para detectar la presencia de objetos en movimiento ajenos a los alrededores. Operan a frecuencias en el rango de veinticinco a cuarenta kilohercios, que está muy por encima del rango de audición humana.
El mecanismo básico utilizado en los sensores ultrasónicos activa un cristal de cuarzo que emite ondas sonoras ultrasónicas en las áreas circundantes. El sistema detector detecta la frecuencia de las ondas reflejadas para detectar cualquier cambio leve que pueda ocurrir debido a un objeto en movimiento técnicamente conocido como el efecto Doppler.
Estos dispositivos están diseñados para producir ondas de sonido ultrasónicas de manera continua sin puntos ciegos ni espacios en el patrón de cobertura. Esto permite detectar pequeños gestos como el movimiento de la mano, que puede detectarse a una distancia de veinticinco pies, el movimiento del brazo y el cuerpo a treinta pies, y el movimiento de todo el cuerpo a cuarenta pies, dependiendo del tipo de sensor utilizado. Los sensores de proximidad ultrasónicos avanzados utilizados para la vigilancia de espías generan un haz de sonido ultrasónico altamente enfocado que puede acceder fácilmente a espacios reducidos y aberturas que varían de 0,5 pulgadas a 4 pulgadas de diámetro.
Algunos de estos dispositivos están equipados con una función táctil externa que permite al usuario programar de forma remota el mejor rango de escaneo para la aplicación. También pueden tener características de bloqueo del dispositivo que evitan cambios de programación de salida no deseados. Además de detectar el movimiento humano, también tienen la capacidad de detectar cualquier material que pueda devolver el sonido, como líquidos y sustratos transparentes como el plástico y el vidrio.
Los sensores ultrasónicos también se utilizan en diferentes sectores industriales, como la fabricación de productos farmacéuticos, médicos, alimenticios, cosméticos y de cuidado personal y doméstico. Han permitido la detección de fallas menores en los productos durante el proceso de producción, que si no se controlan pueden dañar el valor de la marca de un producto o empresa.